Cuando uno piensa en la idea de “destino” inevitablemente piensa también en el tiempo, pues sin este no hay posibilidad de tránsito, de transformación, de dirección hacia un fin. El destino, pues, confiere al sujeto u objeto de éste un significado que lo actualiza, lo completa y le da una finalidad: un sentido, tanto en el ser como en el estar. Ya sea por azar, determinación o una mezcla profunda de ambas, el destino siempre llega.
En la exposición de Amadeo Olmos «Destino», los asistentes tuvieron la oportunidad de observar el resultado de esos procesos, a veces conscientes, a veces azarosos, capaces de provocar la fascinación que produce en todos nosotros el encontrarnos lo sublime junto a lo cotidiano, lo natural con lo manufacturado, la naturaleza viva junto a la naturaleza muerta.
De esta manera, pudimos encontrar gotas de agua, una alcayata, un tornillo, un enchufe o una canica pintados con tal sutileza que rondan la ingravidez sobre el fondo; unas veces oscuro, lo cual abstrae al objeto; otras, sobre paisajes de todo tipo.
Para mejor recuerdo y comprensión de esta exposición, compartimos el video-reportaje realizado por La 8 Segovia con motivo de su inauguración.