La obra de Mon Montoya (Mérida, 1947) aparece como un conjunto singular, coherente, reflexivo y muy anclado en el escenario artístico español de las últimas décadas. Las obras de esta exposición, realizadas entre 2015 y 2022, entre el gran formato y el dibujo, testimonian la facilidad del artista para trabajar en tamaños muy diferentes. La de Mon es una pintura que dialoga con fluidez y eficacia con la literatura, aquí, muy especialmente con la poesía de Luis Javier Moreno y la prosa de Italo Calvino;indagar en la intrincada relación entre la imagen y la palabra es uno de los principios de la poética de Mon Montoya. Parte de un verso, para articular un discurso que, desde la línea y el color, afirma la capacidad expresiva de la pintura y proclama con firmeza que el arte es, desde siempre, un modo de conocimiento. La muestra podrá visitarse en el Placio Quintanar desde el próximo 8 de julio.
El Palacio Quintanar de Segovia presenta el próximo día 8 de julio la exposición de El artista Mon Montoya “Diario de un Sumergido”, que podrá visitarse hasta el 23 de octubre.
Tras nueve años sin exponer, el artista Mon Montoya (Mérida, 1947) inaugura en las salas del Palacio Quintanar una gran exposición con obra plástica de todos los formatos.
Diario de un Sumergido no es una antológica sino que reúne una buena muestra de la obra plástica creada en los últimos años en su estudio segoviano, por este artista septuagenario, de nombre internacional, dilatada carrera pictórica, trabajo constante y de gran coherencia plástica, cuyo lenguaje es fácilmente identificable por quienes conocen y han seguido la obra del autor.
La exposición está comisariada por el profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Julián Díaz Sánchez, y reúne cerca de un centenar de obras que ocupan la totalidad de la planta de acceso al Palacio Quintanar.
De procedencia nativa extremeña pero radicado hace más de treinta años en Segovia, donde guarda buenos amigos, en esta exposición, una parte de su obra rinde homenaje a su buen amigo el poeta, traductor y escritor, Luis Javier Moreno.
Mon Montoya es, como afirma el comisario de la exposición, “un gran lector”, “un lector exquisito, inspirado casi siempre por la palabra poética”, por ello su pintura dialoga tan bien con la literatura y en esta exposición, bajo el nombre de ‘Rota’, la Sala 5 está dedicada al poeta segoviano Premio Gil de Biedma, desaparecido en 2015. “Es un homenaje particular e íntimo que he preparado para mi buen amigo”, señala el artista.
¿Por qué el titulo, Diario de un sumergido?.
Mon Montoya siempre ha cuidado el nombre de sus obras y exposiciones y juega con la simbología y los significantes de la palabra sumergido.
“El título significa muchas cosas”, dice el artista. “Sumergido significa estar trabajando en silencio, durante nueve años…. Es una muestra del trabajo metódico, que uno va haciendo poco a poco y sumergido forma parte igualmente de mi rutina: Voy a nadar y el fondo de la piscina se convierte en un lienzo, sobre el que construyo mentalmente…”.
La exposición que permanecerá en las salas del PQ hasta el 23 de octubre hace un buen recorrido por los formatos trabajados por el artista, que se mueve indistintamente entre el gran formato, con lienzos gigantes de 3×4, o por pequeños y delicados papeles donde las acuarelas muestran la parte más intimista del autor.
Mon Montoya es una artista prolijo, con obra en las principales colecciones privadas e institucionales de este y de otros países.
Como señala el comisario de este Diario de un Sumergido, “ha producido mucha obra; absolutamente singular y tan anclada en el tiempo que resulta muy interesante ver la evolución porque puede hacerse una lectura del arte español; todo es coherente y singular”, subraya Julián Díaz Sánchez.
Es una pintura que dialoga con la literatura, básicamente porque es la pintura realizada por un gran lector, por un lector exquisito, que se sumerge en la poesía y se deja inspirar por la palabras, igual que pinta grafías, con cierto horror vacui, confesado por él mismo.
La exposición no deja de ser una gran oportunidad para que la ciudad de Segovia muestre la obra de madurez de un gran artista radicado en esta ciudad desde 1975 y al tiempo, para el Palacio Quintanar es una satisfacción ofrecer la obra de un pintor de la talla de Mon Montoya.