Sobre la exposición
FECHA
DESDE 14 Febrero 2015 |
HASTA 29 Marzo 2015 |
INAUGURACIÓN
14 Febrero |
–
|
19:00 Horas |
CATEGORÍAS
EXPOSICIONES
Arte contemporáneo
ORGANIZA
Federico Osorio
El artista Federico Osorio elabora un discurso creativo en el que el vínculo entre los materiales empleados, tanto en el proceso como en el resultado final crea un diálogo que desemboca en una obra homogénea, pero repleta de matices únicos.
La dimensión estética de la serie de grabados que se exponen en el Palacio Quintanar posee la capacidad de convivir en su conjunto y al mismo tiempo tener independencia por sí misma. La reproducción de la obra artística responde fielmente a la intención de mostrar al público un conjunto de elementos que varían levemente entre sí aunque comparten elementos comunes.
Federico Osorio busca, a través de las formas, la determinación de las sensaciones que difieren a la hora de contemplar distintas obras en un mismo espacio y tiempo.
Las planchas metálicas utilizadas en los procesos creativos remiten a una época industrial en la que el sentimiento humano quedaba relegado a un segunda plano frente al prominente abuso de la producción serial y masificada. Las rugosidades matéricas y pequeñas diferencias existentes en cada una de ellas marcan la diferencia de cada pieza del mismo modo que constituye el elemento esencial que establece espacios entre una y otra. La homogeneidad de las formas queda reforzada aún más si cabe por la uniformidad cromática empleada por el autor en todas y cada una de las obras expuestas. En sus composiciones la mancha de color predomina por encima de todo sin dejar espacio físico a líneas o trazos. El juego de color se minimiza hasta el extremo donde únicamente emplea dos colores, dejando la puerta entreabierta a la presencia de amarillos y naranjas que se diluyen entre sí como si al hacerlo pidieran permiso para presenciar el diálogo entre ambos. Rojos y negros compiten entre sí relegando al blanco a cumplir una mera función de soporte de ambos tonos de color.
Los grabados de Osorio son círculos concéntricos que giran sobre sí mismos luchando por engrandecer el espacio que ocupan ampliando el diámetro que ocupan, llegando a ofrecernos la emoción sensorial de acaparar más territorio del impuesto por la dimensión del papel sobre el que se apoyan. Son, a su vez, elementos dentados que imitan a las piezas minúsculas que engarzadas entre sí dan vida al mecanismo de un reloj cronómetro. La metáfora visual invita al visitante a la sala a sentirse en el interior de una esfera en la que círculos giran y giran entrelazados llevándonos a pensar en la fugacidad del tiempo de la que también somos parte por reflejarlo en nuestro cuerpo tanto a nivel interno como externo.