Presentado por el Palacio Quintanar, centro de innovación y desarrollo para el diseño y la cultura, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León.

Chema Aznar - Reflexiones sobre el diseño

PALACIO QUINTANAR, centro de innovación y desarrollo para el diseño y la cultura, de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, presenta, con la especial colaboración de Experimenta Magazine«Reflexiones sobre el diseño». Un espacio original de Experimenta Magazine dedicado a las reflexiones e inquietudes de los profesionales del diseño Emilio GilJoan CostaDavid Barro.

La columna de Chema Aznar en Experimenta. Hoy: Il Planeta come Festival

A finales de los setenta diseñadores industriales europeos emigraron a California, donde consideraban que podían aportar sus conocimientos, en concreto, a los productos electrónicos. El futuro se presentaba para estos diseñadores muy prometedor, pero a la vez complicado. Estaba iniciándose la comercialización  de artefactos electrónicos y proyectos referidos a nuevas tecnologías, respaldadas por importantes financiaciones e inversiones, pendientes de las ideas desarrolladas por improvisadas  startups. Esto suponía para los emigrados diseñadores europeos trabajo y, también, aventuras. 

Europa estaba experimentando sobre las relaciones de usos y funciones entre la  máquina–usuario, estableciendo nuevas relaciones desde experiencias que irían más allá de los métodos ergonómicos o antropométricos, proponiendo posibilidades de interacción desde las interfaces, aportando formas significativas en las carcasas desde las conformaciones productivas por polímeros, surgiendo nuevas  configuraciones a consecuencia de las nuevas tecnologías electrónicas iniciadas a partir de los microprocesadores y semiconductores, creados por Texas Instruments (TI).

Irían así emergiendo nuevos acontecimientos que se ajustaban a procedimientos, soluciones, pensamientos, generando de este modo cotas de efectividad y de eficacia desde el diseño. En otro sentido -diametralmente opuesto- surgirían corrientes en el pensamiento del diseño más comprometidas, conscientes por el deterioro medioambiental emergente en el planeta, siendo críticos con la profesión del diseño industrial por el apoyo implícito al sistema consumista de las industrias y su deriva hacia un deterioro social y ambiental. 

Desde diversas corrientes del pensamiento -referidos al diseño, preferentemente- en los años setenta y ochenta,  podríamos entresacar aleatoriamente tres acontecimientos, creo que muy influyentes.

El primero sería la influencia de Europa en el cambio de mentalidad del diseño industrial en los Estados Unidos.

El segundo viene a consecuencia de los dos viajes que realizaron a Europa diseñadores  estadounidenses. El primer viaje se realizó en los años 1976-1977. Estos profesionales del diseño se reunirían  con empresas como Philips, Porsche Automotive Design Studio, la Domus Academy, The Royal College of Art… donde pudieron darse cuenta de que “La opinión  generalizada era que, aunque que había más oportunidades en los Estados Unidos, los niveles de exigencia eran mayores en Europa”1.  La otra escapada, pienso que más importante, fue el viaje decisivo en 1982, enviando Steve Jobs a tres representantes al otro lado del Atlántico.

EI tercero  que se situaría a finales de los años sesenta y los setenta, en los que una nueva generación de diseñadores toman conciencia del sentido social del diseño, inspirados por el pensamiento  del economista E.F. Schumacher, el diseñador Victor Papanek y de la publicación Whole Earth Catalog, tendencia rechazada en un principio, pero que iría cobrando interés durante las tres últimas décadas del siglo XX. Hasta llegar a hoy, en el que emerge con fuerza, en plena cuenta atrás del cambio climático, siendo este pensamiento implementado, pragmáticamente esencial. 

Tal vez habría que poner en valor las distintas situaciones en las que se determinaría la aceptación de soluciones que han sido trascendentes en el diseño de los productos electrónicos, además, como en Europa donde se intentaban fusionar asociaciones entre lo electrónico, la tecnología y el diseño.   

Pienso también que sería importante no incidir en lo obvio, lo conseguido en el diseño industrial, sino que atentos a los repliegues de la Historia del Diseño en el contexto de la segunda mitad del siglo XX, habilitar propuestas no consideradas, quizá por no ser lo suficientemente puristas o convenientes, excesivas por sus planteamientos formales en lo sensual, simbólico o también por sus connotaciones contestatarias o atrevidas.

Creo que en la actualidad el diseño debiera estar intencionadamente atento a la historia, la crítica, la especulación, e indague en espacios de reflexión sobre las ideas en el presente y el pasado que  no fueron consideradas, intentando articular nuevos pretextos, posibilidades en el devenir. Un diseño que resaltara su característica fundamental, especulativa, reflexiva e imaginativa “A través de la investigación crítica, la creación de objetos que generan una historia o a través de historias que se plasman en artefactos, el diseño especulativo intenta anticipar el futuro, pero al mismo tiempo ayuda a comprender y reflexionar sobre el mundo actual”.2

La especulación iniciada en los años 60 y 70 desde aportaciones en los productos  sutiles o muy evidentes, pueden vincularse claramente a la época de la práctica arquitectónica y del diseño radical italiano. En la contemporeidad podríamos investirnos también de radicalidad sin que se quede solo  en pensamientos, reflexiones, sino que pudieran ser propuestas materializadas o apuntadas para evidenciar o describir indirectamente distópias en el futuro, como lo hizo el diseño radical italiano. Las décadas de los 60 y 70  más bien lanzaron posibilidades y muchas de ellas se convirtieron posteriormente en productos. Ettore Sottsass, en su artículo “Il Planeta come Festival”, en la revista Casabella (1972) escribió lo siguiente:

“(…) Pensé que no me quedaba arquitectura por diseñar, quiero decir cualquier arquitectura para poder proponer ninguna, como bien dice Andrea Branzi “como modelo para la sociedad o incluso de puesta en manos de la sociedad como actividad psicomotora”. Sólo me quedó la posibilidad de imaginar arquitecturas diseñadas por otros, «por otros», si un día sucede que otros cambiarán el uso de la arquitectura, es decir, si otros diseñarán caravasares para sí mismos para reuniones estacionales salvajes de tribus de todas partes. Parte del planeta o si diseñarán edificios para festivales, si diseñarán balsas para ellos mismos para paseos por el río o estadios para observación celestial o terrenal (…)”3

Estas manifestaciones, en parte, cristalizaron en propuestas de vida o, más bien, no  fueron consideradas, y por eso quizá hoy tengamos la oportunidad de volver a reconsiderarlas. Un diseño especulativo que intente anticipar el futuro, pero al mismo tiempo ayude a comprender y reflexionar sobre el mundo actual.

Cuando los representantes de Steve Job: Manock, Oyama y Gemmell viajaron en 1982 a proponer el proyecto Snow White (Blancanieves) para Apple, me pregunto ¿qué estaba pasando en Europa en las trastiendas del  diseño Industrial / producto? Estoy seguro de que las empresas estaban emprendiendo investigaciones muy interesantes, quedando atrás propuestas susceptibles, quizás a ser reconsideradas hoy, además de que pudieran ser viables en estos tiempos o un futuro próximo. Esto es, claro, todo un ejercicio especulativo del diseño.

Citas

1-Katz, Barry M.  Make It New  historia del diseño en Silicon Valley” ed. Experimenta libros de colección, Madrid 2020. 

2-“English Critical Design” Anthony Dunne y Fiona Raby

3-Sottsass Ettore artículo “Il Planeta come Festival”  revista Casabella, 1972 Milán